Cambios Para Venezuela!!! Si Se Puede!!!

sábado, 5 de febrero de 2011

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  1. Pesaré tu corazón y lo encontraré falto y entonces tus blancos cuellos se volverán rojos y tus ojos no volverán a ver la luz. ¡Ay, de ti que vendes la nación al extranjero por unas cuantas monedas de plata! ¿No he hecho esta nación más rica que todas las demás de este continente, para que tú y tu familia con mi sabiduría trabajes y goces del fruto de su bien? Tu traición te perseguirá y alcanzará, tus entrañas se abrirán, otro ocupará tu lugar y la heredad que adquiriste con esa venta se bañará de sangre. ¡Ay, de ti que te empeñas en tener otros dioses, que desechas mi plan de salvación y te inclinas deliberadamente a la idolatría! ¿No habré Yo levantado tantos siervos míos de otras naciones y de esta misma nación para que enseñen a este pueblo que yo soy el único Dios? ¿No habré Yo roto la ligadura que mantenía legítimamente amarrada a esta nación a una fe idólatra? ¿Por qué te empeñas en no creer en Mí como único y verdadero Dios, celoso, que no comparto mi gloria con otros dioses que imitan mi poder? Yo Soy el único Dios que hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en él hay, que te formó y te da el aliento de vida, que lo entregó todo por ti, que despojé a Satanás de todo el poder de esclavitud, enfermedad, pobreza y muerte que tenía sobre ti, que pagué por precio de sangre por tu vida, que se inclina para escucharte y te extiende su mano para salvarte; pero tu encegueces tu entendimiento y te haces dioses y te tallas y moldeas imágenes pretendiendo que mi grandeza cabe en tu creación; Por tanto se ensancha el interior del sepulcro y no habrá quién oiga tu clamor, clamarás a tus dioses y no te oirán, suplicarás su ayuda y nunca llegará, pero ten en cuenta mi interés de que conozca que Yo Soy Dios y no aquellos a los que te postras hoy, que aún en mi misericordia por ti, en el día de la aflicción y de la destrucción repentina, si te acordares de estas Palabras y clamares a Mí y sólo a Mí, entonces yo oiré tu clamor y te mostraré que yo soy Dios. ¡Ay de ti que matas al inocente y despojas de él su bien, que arrebatas el pan del justo y dejas sin comida el hogar, que retienes con terror al que tiene para despojarlo de su riqueza, que coaccionas y asaltas al que bien trabaja, que no te importa enlutar a las familias con tu maldad, que dices a lo bueno malo y a lo malo bueno, que truncas la inocencia del infante y que siembras en la juventud tu ilusoria semilla de muerte, que devoras con tu maldad al joven y te enriqueces con su desgracia, que justificas al perverso de camino y al justo cercenas su derecho, que eres sabios en tu opinión y justificas tus malas acciones, que a la noche le dices día y al día le dices noche para cubrir tus maldades y decir -No sabía lo que estaba haciendo-! ¿Acaso, cerraré mis ojos a tu violencia y maldad? ¿No haré yo justicia al justo? ¿No escucharé yo el llanto de la madre, de la viuda y del huérfano? ¿Pasaré por inocente al culpable? En tu oscuridad vendrá la destrucción repentina y no habrá para ti amanecer, como el ave rapaz asalta a su presa el mal te asaltará a ti, en tu embriaguez beberás el cáliz amargo de tu tortura, no habrá quien te tienda la mano, tus miembros serán esparcidos y la muerte agónica te premiará, la fetidez de tu cuerpo se tapará con cal y sin nombre serás puesto junto a miles que nadie reclamará jamás. ¡Ay de ti que practicas lo oculto, lo pagano y lo profano, que haces ritos, haces pactos abominables con mi adversario, que engañas con tu maldad al crédulo y en tu depravación haces sacrificios de sangre que atan a ti a esta nación!

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